jueves, 25 de agosto de 2011

Efecto de la Vegetación herbácea arbórea y arbustiva en la estabilización de los suelos a la Erosión y los movimientos masales.


by: José Horacio Rivera Posada
Juan Armando Sinisterra Reyes
Revista Andina edicion 23 2008

La vegetación incluyendo árboles, arbustos, hierbas y pastos representan la mejor protección contra la erosión. Las observaciones de los taludes naturales muestra que estos son más estables con vegetación que sin ella; Sin embargo, no existe claridad suficiente sobre los procedimientos de diseño de esta cobertura vegetal, especialmente en lo referente al efecto de las raíces de pastos, hierbas y árboles. La remoción de la cobertura vegetal expone el suelo a la acción de la lluvia, la escorrentía y el viento, facilitando la erosión. La vegetación es multifuncional, relativamente económica, se auto repara, es visualmente atractiva y no requiere generalmente, de equipos pesados o complejos para su instalación. Sin embargo, hay ciertas limitaciones como la
susceptibilidad a las quemas y sequías, la dificultad de establecimiento en taludes de alta pendiente y la imposibilidad de resistir fuerzas de socavación o acción del oleaje, así como su lentitud de germinación y crecimiento (Abramson, 1996).

Aunque la utilización de obras de bio-ingeniería es muy popular, no siempre son efectivas para resolver los problemas de erosión. Las fallas de estructuras de bio-ingeniería generalmente no han tenido la publicidad que han tenido los éxitos y existe la tendencia a sobre-estimar la capacidad de la vegetación.

El uso de la vegetación en obras de ingeniería civil requiere no solamente conocimientos de ingeniería sino también información relativa a las propiedades de las plantas, su estructura, altura, grosor y rigidez de los tallos, profundidad, densidad y distribución de las raíces, aptitud para el régimen climático del sitio, interacción con el agua y el suelo, resistencia a la sumergencia al pisoteo y a la quema, resistencia a la tensión, etc. No se puede diseñar un sistema de protección vegetal sin la cooperación de un especialista en plantas o por lo menos sin su consejo. Esta cooperación se requiere para seleccionar el sistema de plantas a utilizar y el sistema apropiado de siembra, crecimiento y conservación.

La utilización de elementos vivos en ingeniería civil es más difícil de manejar que las obras de concreto o tierra, debido a que se tiene menos experiencia en ellas, y no existen modelos matemáticos para su análisis. El cubrimiento del suelo con la vegetación herbácea (arvenses), ha demostrado, ser la práctica más eficiente en la prevención de la erosión en las zonas de ladera en el mundo (Federacafé (1982). Así mismo, La vegetación arbórea y arbustiva permite que se presenten sistemas radicales de anclaje mayor en lo profundo y hacia los lados en el perfil del suelo, aumentando la resistencia de éste a la ruptura, fracturación o fallamiento y con ello la mayor estabilidad del terreno a los movimientos masales. Esto ha sido corroborado por trabajos reportados por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC), realizados por Florez (1986) en el área comprendida entre Manizales y Chinchiná, mediante seguimiento aerofotográfico y comprobaciones de campo, de zonas con sistemas agroforestales que pasaron a monocultivos, en suelos inestables pedregosos, de pendientes fuertes y longitudes largas. Se comprobó que después de dos a seis años de transformado el sistema agroforestal, con eliminación de las especies forestales, se presentaron en épocas lluviosas ocho derrumbes por km2, debido a la pérdida de estabilidad de los suelos como consecuencia de la suspensión del anclaje y amarre ejercido por los sistemas radicales de los árboles, ya que al cortarlos se inicia un proceso de pudrición de las raíces. Lo anterior es confirmado por varios autores quienes aseguran que un tiempo después de remover la vegetación en zonas montañosas, aumenta la frecuencia y la cantidad de deslizamientos y derrumbes (Waldron, 1977; Ziemer, 1981; O’Loughlin y Ziemer, 1982; Abe y Ziemer, 1991; Watson et al, 1999).

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